Lectura: Salmos 13:1-6

No sé si te ha pasado, pero en algunas ocasiones ocurren situaciones que te hacen pensar si las circunstancias de la vida son buenas o malas para ti.

Un ejemplo de esto es cuando has planeado realizar una salida al campo con tu familia en el automóvil el fin de semana, y en el momento que quieres arrancar el motor de tu auto, no arranca.  Cuando lo llevas al taller, el mecánico te dice: “¡Qué bueno que no saliste con tu familia en este automóvil porque podría haber sido una tragedia!”.  Ciertamente, es conocido que los mecánicos en ocasiones exageran las cosas, pero ¿si hubiera sido cierto?  Esa situación que consideras como un gran inconveniente, finalmente es favorable porque Dios te protegió a ti y a tu familia.

Otro ejemplo de esto puede ser, cuando un hijo decide dedicar su vida a un oficio o profesión en el que crees que no existe un buen panorama laboral.  Tu querías que estudiará “X” o “Y” carrera con mucho futuro según tu apreciación; pero finalmente tu hijo decide estudiar eso que a ti no te gusta, se gradúa y luego de ello consigue un gran empleo.  Entonces, ¿es malo que no se cumplieran tus sueños, o es bueno porque Dios guio a tu hijo por senderos que tu nunca pensaste?

La mayoría de las veces resulta muy difícil entender cómo cumple Dios su voluntad.  Los caminos de Dios son complejos y quizás en algunos momentos puedes sentir que estás dirigiéndote a un camino sin salida o a un camino por el cual nunca has andado (Isaías 55:8-9).  Pero, piénsalo de nuevo, tal vez Dios te está mostrando una mejor ruta para tu vida.

  1. Seamos sinceros, seguir a Dios no siempre es sencillo, en muchos momentos sentirás que no estás en el camino correcto, y es en esas circunstancias que debes orar a Dios para que te dirija, comentarles a buenos creyentes tus dudas y finalmente confiar en que Él te está dirigiendo por el mejor camino.
  2. Cuando la duda te visite, no te olvides de Dios y recuerda: “porque me ha colmado de bien” (Salmos 13:6).

HG/MD

“Pero yo confío en tu misericordia; mi corazón se alegra en tu salvación” (Salmos 13:5).