Lectura: Éxodo 14:26-15:21

Al fin había llegado el gran día, Teresa llamó a Esteban para que saliera de su trabajo de emergencia, la razón, se aproximaba la hora. 

Al llegar a la casa todo estaba preparado, la ropa, frazadas y todo lo necesario, entonces salió raudo hacia el hospital. A los 10 minutos de haber salido empezó a caer una fuerte lluvia y los dolores de parto aumentaron, todo estaba ocurriendo más rápido que con su primer hijo.

¡Ella empezó a dar a luz al bebé! Esteban llamó a emergencias y una operadora pudo guiarlo para que ayudara en el parto, pero el bebé no respiraba.  Entonces, la operadora le indicó cómo dar respiración artificial, lo cual tuvo que hacer durante muchos minutos cargados de una gran ansiedad, mientras su esposa Teresa lloraba incesablemente.  Luego de unos minutos de realizar el procedimiento, el recién nacido tomó con todas sus fuerzas una gran bocanada de aire y se puso a llorar.  Esas fueron las lágrimas más maravillosas que Esteban había visto.

Más tarde, cuando les preguntaron cómo habían hecho para enfrentar semejante experiencia y permanecer calmos, ellos dijeron estar muy agradecidos con la operadora que les había ayudado en el proceso, pero sobre todo dijeron: “¡Nos alegramos de que Dios trabaje bajo la lluvia y sin importar la hora!”.

¡Qué bueno es oír este tipo de testimonios donde el Señor recibe la gloria que se merece por algo bueno que ha sucedido!  En la lectura bíblica de hoy, es evidente que Dios debía recibir el reconocimiento por dividir el mar Rojo para ayudar a su pueblo a escapar del faraón, aunque Moisés había levantado la vara (Éxodo 14:26-27).

Y sabemos esto porque todos los israelitas y su líder Moisés se reunieron y cantaron alabanzas al Señor: “¿Quién como tú, oh Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, majestuoso en santidad, temible en hazañas dignas de alabanza, hacedor de maravillas?” (Éxodo 15:11).

  1. Cuando sucede algo bueno, Dios es quien se merece el reconocimiento, ya que Él es la fuente de todo el bien y las bendiciones que recibimos.  ¡Dale a Él toda la gloria!
  2. Recuerda, Dios no tiene horario de atención, trabaja las 24 horas los 7 días de la semana, ¿por qué no hablas con Él ahora?

HG/MD

“El Señor es mi fortaleza y mi canción; él ha sido mi salvación. ¡Este es mi Dios! Yo lo alabaré. ¡El Dios de mi padre! A él ensalzaré.” (Éxodo 15:2).