Lectura: 2 Crónicas 6:1-11

Luego de muchas críticas sobre el uso de la información que las empresas hacen de nuestros datos en internet, la mayoría de gobiernos decretaron leyes más estrictas para proteger a las personas de prácticas cuestionables sobre el uso de la información por parte de terceros.

Es por esto que las grandes redes sociales y otros servicios de internet, tuvieron que modificar sus políticas para cumplir con las leyes recién redactadas, entonces de vez en cuando recibimos en nuestros correos, informaciones sobre cambios en las políticas de uso o verificaciones sobre si estamos o no de acuerdo con el uso que una empresa hace de nuestra información; y por ello hay que tener mucho cuidado cuando aceptamos las: “nuevas condiciones” para el uso de un servicio, ya que algunas empresas utilizan frases como: “responsabilidad limitada”, “se podría”, “a nuestro criterio”, “aplican restricciones”, “no nos hacemos responsables”, entre otras.

Por otra parte, en la Biblia Dios nos brinda numerosas promesas que son confiables, tomemos como ejemplo cuando Dios le promete a David lo siguiente: “Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, el cual procederá de tus entrañas y afirmaré su reino. Él edificará una casa a mi nombre” (2 Samuel 7:12-13). Algunos años después, su hijo Salomón nos compartió la siguiente oración cuando dedicaba el templo: “Tú has cumplido con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste. Con tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día” (2 Crónicas 6:15).

Años más tarde, el apóstol Pablo nos recordó que todas las promesas de Dios tienen un gran sello de “sí” debido a que provienen de Él (2 Corintios 1:20).

  1. En un mundo lleno de condiciones y trampas podemos estar seguros de las promesas de Dios.
  2. Nuestra confianza está puesta en un Dios fiel, Él cumple lo que promete.

HG/MD

“Porque todas las promesas de Dios son en él “sí” y, por tanto, también por medio de él decimos “amén” a Dios, para su gloria por medio nuestro” (2 Corintios 1:20).