Lectura: Éxodo 4:1-9, 17

A menudo las personas cuestionan la idea de que se pueden lograr grandes éxitos con poco.  Confiamos y ponemos nuestra fe en la idea de que cuanto más tengamos económicamente y en inteligencia, así lograremos tener más.  Pero a Dios le importa muy poco cuánto tengamos económicamente o cuán listos creamos ser.  Y para mostrar este principio veremos dos breves ejemplos.

El primero se encuentra en el libro de Jueces 3:31, se trata de un hombre que por lo general pasamos por alto: Samgar; este juez liberó a Israel tan sólo con la ayuda de Dios, mató a 600 filisteos con la aguijada para bueyes, un instrumento con forma de palo afilado en uno de sus extremos y que sirve para estimular a los animales a seguir adelante.

El segundo lo encontramos en el libro de Éxodo, cuando Dios le pide a su siervo Moisés que con su ayuda libere a Israel de la esclavitud de Egipto. Moisés tuvo miedo de que las personas no lo escucharan ni lo quisieran seguir. Entonces el Señor le preguntó: “… ¿Qué es eso que tienes en tu mano?  Él respondió: Una vara” (Éxodo 4:2).  Así que Dios usó esa simple vara en manos de Moisés para convencer al pueblo de que lo siguiera, convirtió el río Nilo en sangre, envió terribles plagas sobre Egipto, dividió el mar Rojo e hizo múltiples milagros en el desierto.

La aguijada de Samgar y la vara de Moisés, a pesar de ser simples palos de madera, se convirtieron en instrumentos del Señor en manos de estos dos hombres, en poderosas herramientas que mostraron el poder de nuestro Dios.

  1. Este principio nos ayuda a entender que el Señor puede usar lo poco e insignificante, para crear grandes cosas cuando nos sometemos a su control.
  2. Dios nunca ha buscado a talentos notables o a grandes poderosos, sino a personas comunes y corrientes como tu o como yo, para que se dediquen a seguirlo y obedecerlo.

HG/MD

“El que es fiel en lo muy poco también es fiel en lo mucho, y el que en lo muy poco es injusto también es injusto en lo mucho” (Lucas 16:10).