Lectura: Juan 14:15-21

El dueño de un negocio a menudo colocaba al lado de los productos que vendía en sus vitrinas, un versículo bíblico diferente todas las semanas. En medio de un mundo tan secular, la actitud de este dueño de negocio no deja de ser riesgoso para las ventas de sus productos; no obstante, desde hace muchos años él decidió tomar ese riesgo, y hasta el día de hoy, Dios ha provisto para mantener su negocio.

Un día, el hombre decidió poner estas dos palabras: “Sí Señor”.

Al pensar en esas dos simples palabras, se me vinieron muchos pensamientos y preguntas que se encuentran alrededor de esta frase, por ejemplo: ¿habrá acaso alguna situación en la vida a la cual no apliquen estas palabras?  No se me ocurre ninguna. El Señor estaría muy contento si cada día iniciáramos nuestras actividades diciendo esas sencillas palabras.

“Si Señor, estaré contento con la providencia del trabajo que tengo, cuando otros no tienen la bendición de contar con un trabajo”.  “Si Señor, confiaré en el resultado que tienes planeado, a pesar de la incertidumbre que me consume”. “Si Señor, aceptaré el amor que muestras, sabiendo que es verdadero y que soy valioso para ti, tanto que diste tu vida por mí para salvarme”.

El Señor Jesús dijo lo siguiente: El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él” (Juan 14:21)No debemos sentirnos obligados a cumplir sus mandatos, más bien debemos verlo como un privilegio y una muestra de agradecimiento por tanto amor inmerecido.

  1. Cada día que comienza debe empezar con un: “Si Señor”.
  2. No te equivocas si optas por obedecer a Jesús.

HG/MD

“El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él” (Juan 14:21).