Lectura: 1 Pedro 1:3-21
Creo que de cierta forma a todos nos incomoda pagar las cuotas de un Seguro, ya sea de vida, automóviles, casa, etc. No obstante, generalmente tenemos que hacerlo.
Un agente de seguros decía las siguientes palabras con respecto al servicio que ofrecen: “Vendemos un servicio que todo el mundo… debe tener y por el que todo el mundo cree que está pagando un precio alto”. Leer esta afirmación nos hace dudar con respecto a las primas que pagamos por nuestros seguros, pues quizás estemos pagando por una póliza que probablemente nunca usemos.
Pero, ¿sabías que existe otro tipo de seguro que Dios nos ofrece por medio de su Hijo Jesús? Este seguro se llama salvación. No obstante, existen grandes diferencias entre lo que obtenemos al pagar nuestras pólizas de seguro, y lo que Dios ha hecho por nosotros al darnos la salvación a quienes hemos creído.
Primeramente, lo que obtenemos mediante la fe en Cristo, es absolutamente gratis. No existe dinero, ni riquezas suficientes en el mundo que nos permitan comprar nuestra salvación. Adicionalmente, no existe duda que hemos disfrutado los beneficios que nos ofrece la salvación. La disfrutamos en el pasado a la hora de creer, dándonos vida donde había muerte (Fil.2:4-5), la aprovechamos hoy día en la medida que el Espíritu Santo trabaja en nuestra vida diaria (Rom.12:1-2), y recibiremos los beneficios completos en la eternidad ya que Dios promete una morada celestial con Él en los cielos (Filipenses 3:20).
- Pareciera imposible adquirir la póliza de seguro perfecta; no obstante, es sencillo asegurar nuestras vidas espirituales; tan sólo tienes que confiar en Jesús, Él es la garantía de los beneficios que disfrutarás.
- Nuestra salvación fue muy cara para Dios, pero es gratuita para nosotros.
HG/MD
“Tengan presente que han sido rescatados de su vana manera de vivir, la cual heredaron de sus padres, no con cosas corruptibles como oro o plata sino con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18-19)
el regalo más preciado de Dios para nosotros es la salvación. Dada por nuestro señor Jesucristo a él sea la gloria, la honra y la alabanza