Lectura: Nehemías 8:1-12

En nuestro mundo de lo instantáneo: redes sociales, comunicación continua, reacciones y comida rápida, últimamente se ha estado perdiendo el gozo de disfrutar de un encuentro con amigos alrededor de una mesa.

Incluso, alguien ha dicho, ¡actualmente la única manera de deleitarse con una comida de varios platos es poner todo entre dos rebanadas de pan!

En esta misma línea, después de que muchos de los exiliados israelitas volvieron de Babilonia a Jerusalén para reedificar el templo y los muros de la ciudad, se reunieron para escuchar a Esdras leer el libro de la ley que Dios le había dado a Moisés (Nehemías 8:1). Escucharon la Palabra de Dios durante horas, mientras los maestros estaban “explicando y aclarando el sentido de modo que entendieran la lectura” (v. 8).

Cuando lloraron por todo lo que les había ocurrido, tanto Esdras como el gobernador Nehemías les dijeron que no era momento para entristecerse, sino para regocijarse. Además, debían preparar una fiesta para compartir con quienes no tenían nada, “porque el gozo del Señor” era su fortaleza (v. 10). Entonces, “todo el pueblo se fue a comer y a beber, a enviar porciones y a regocijarse con gran alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado” (v. 12).

  1. El banquete espiritual que encontramos en su Palabra, debe ser siempre un motivo de gran gozo.
  2. La lectura de la Biblia nunca debe ser un proceso de lectura rápida, debemos tener tiempo para saborearla y digerirla apropiadamente.

HG/MD

“Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras” (Salmos 119:16).