Lectura: Génesis 2:1-7

Una historia cuenta la siguiente escena que ocurrió hace muchos años en una aldea alejada de la civilización, en ella dos aldeanos confiesan sus pecados entre sí.  Uno de ellos dice: “¿Cómo puede Dios dejarnos vivir en la tierra? ¿Por qué no nos mata y con ello purifica la creación?” El otro aldeano respondió de la siguiente manera: “Porque, Dios es un alfarero y trabaja con barro”.

Esto es lo que Dios hizo en Génesis.  Él como soberano Creador formó y moldeó a la humanidad por medio de un diseño único.  Este proceso implicó tener que diseñar a un hombre del polvo de la tierra. La palabra formó en Génesis 2:7 describe exactamente la obra de un artista.  Al igual que el artista en alfarería que moldea el barro sin forma y que con el pasar de tiempo y creatividad, logra diseñar una vasija o cualquier otra parte de la vajilla; así de la misma forma el Señor formó a la humanidad de la tierra inerte.

Luego de terminar Su obra con el polvo y el barro, sopló aliento de vida en el hombre y lo transformó en un ser viviente, lo cual hizo del hombre un ser espiritual, con la capacidad de servir y tener comunión con el Señor.

Después del pecado de Adán y Eva, Dios siguió obrando en Su creación, hasta el punto de enviar a Su Hijo Jesús a morir por la humanidad, y así regenerar a aquellos que lo reciben, para que disfruten de la comunión con Él.  En señal de gratitud, usemos nuestras manos para hacer buenas obras para Su gloria.

  1. Dios es el único que puede crear vida en donde no la había.
  2. Deja que Dios te moldee en sus manos para su servicio.

HG/MD

“Aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia son salvos!” (Efesios 2:5).