Lectura: Marcos 6:30-36

Hace algunos años experimenté un problema físico con mi digestión, tenía constantes dolores y malestares que me impedían poder llevar una vida normal como hasta ese momento lo había hecho.

Fui a consultar donde el doctor y me diagnosticó con Síndrome del Intestino Irritable, el doctor me recetó una medicación, me indicó unos cambios en mi dieta y sobre todo me explicó que debía bajar las revoluciones de la vida tan agitada que estaba teniendo.  La recuperación fue lenta, hasta que me recuperé; pero tuve que aprender a ir despacio.

Encontramos un principio similar en el ministerio de nuestro Señor Jesús cuando envió a sus representantes a enseñar en su nombre, ellos se emocionaron tanto con lo que estaban haciendo que se olvidaron de comer y descansar adecuadamente. Cuando regresaron, Cristo les dijo: “Vengan ustedes aparte a un lugar desierto, y descansen un poco…” (Marcos 6:31).

Todos necesitamos descansar, y si pasa demasiado tiempo sin que lo hagamos, empezaremos a pagar el precio tanto física como emocionalmente. Además, la falta de descanso nos impide cumplir con nuestras responsabilidades como deberíamos.

  1. Recuerda, de vez en cuando es necesario que nos detengamos con Él para reponer fuerzas.
  2. El trabajo del Señor es el mejor del mundo, pero también debes descansar para seguir haciéndolo con excelencia.

HG/MD

“Él les dijo: Vengan ustedes aparte a un lugar desierto, y descansen un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían oportunidad para comer” (Marcos 6:31).