Lectura: Proverbios 4:5-13

La internet tiene más de 30 años de estar a disposición del público en general, en estos años resulta sorprendente ver lo rápido que se ha convertido en una necesidad para poder trabajar, estudiar, entretenerse y mantener relaciones interpersonales.

Quiero compartirte tan sólo unos datos: a enero de 2021, había 4,783,503,852 de usuarios de internet.  Para ese mismo mes, habían más de 1.83 mil millones de sitios web en Internet.  A esa fecha había en todo el mundo 2.77 mil millones de usuarios de redes sociales.  Y un dato aún más interesante es que el usuario promedio de Internet pasa 6 horas y 43 minutos en línea todos los días.

Con toda esa red de información disponible, podrías llegar a pensar y deducir que el mundo debe ser un lugar donde las personas son más sabias hoy que hace 30 años, sin embargo, no es necesario que te brinde una explicación muy extensa para que concluyas cual es la realidad.

Ciertamente, conocimiento no es sinónimo de sabiduría.  El rey Salomón era un hombre con gran entendimiento y discernimiento (1 Reyes 4:29-34).   En sus mejores años usó esa capacidad dada por Dios para recopilar información de cada aspecto de la vida.  No obstante, años después su mundo se vino abajo y mostró que aun con todo su conocimiento, no podía impedir que la arrogancia dominara su vida y lo llevara por caminos equivocados (Eclesiastés 1:16-18). En sus años perdidos, se unió a muchas mujeres por mero negocio y construyó altares para ellas (1 Reyes 11:1-11). Todo esto finalmente lo llevó a su caída.

  1. Ser sabio es más que poseer conocimiento. No te quedes atrapado en las redes del conocimiento, busca en el único lugar donde puedes encontrar sabiduría, en Dios (Proverbios 1:7; 9:10).
  2. Si te hace falta sabiduría pídela a Dios (Santiago 1:5-8).

HG/MD

“Yo vi que la sabiduría tiene ventaja sobre la necedad, como la ventaja que la luz tiene sobre las tinieblas” (Eclesiastés 2:13).