Lectura: Romanos 12:9-21

La temporada navideña puede ser complicada para personas que están pasando por momentos tristes o que aún recuerdan a un ser amado que ya no está.  Muchos optan por no mencionar el problema o a la persona que ya no está con nosotros, con el fin de evitar ser el causante de un dolor innecesario.

Pero más tarde que temprano, llegará el momento de volver a hablar de esas personas que se fueron o de los problemas que no se quisieron reconocer.  A esto algunos le han llamado el “ministerio de la recordación”.

Un ministro que servía de capellán en un hospital, decía lo siguiente: “Cuando has perdido a un cónyuge, un hijo o a alguno de tus padres por causa de la muerte, duele terriblemente.  Y cuando la gente no quiere usar sus nombres ni referirse a la muerte, es como perder a esa persona otra vez”.

Las personas que están pasando por una situación de este tipo, en lo más profundo de su corazón añoran conversar sobre su ser querido, ya sea que la persona haya muerto la semana anterior o hace años.  A pesar de que por causa de ese momento incómodo puedan llorar, finalmente expresar los sentimientos también les puede producir un alivio emocional e incluso gozo y paz.

En un pasaje que a veces pasa desapercibido, encontramos las siguientes instrucciones: “Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran” (Romanos 12:15).  Poder compartir y recordar con otros los buenos y malos momentos, puede ser de gran ayuda para aligerar la carga.

  1. Si conoces a alguien que esté pasando por circunstancias difíciles, ora, manda un mensaje, invítalo a comer algo, y sobre todo hazle saber que a Dios si le interesa su vida.
  2. Si quieres aligerar la carga de alguien, ayúdale a llevarla.

HG/MD

“Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran” (Romanos 12:15)