Lectura: Lucas 10:38-42
Un hombre tenía una higuera que producía una extraordinaria cantidad de higos de excelente calidad, pero un día dejó de recolectar aquellos higos que tanto apreciaban sus amistades y que incluso le había proporcionado un premio al sabor, en un concurso organizado por su iglesia local. Puso un rótulo al frente de su árbol que decía: “Hay cosas más importantes en la vida que recolectar higos”.
Una vez le preguntaron las razones por las cuales había dejado de recolectar aquellos deliciosos higos, y una de las razones que dio fue la muerte de su esposa a causa de una enfermedad terminal; esa pérdida lo hizo reflexionar sobre las prioridades de su vida. Antes él pasaba meses anticipando la cosecha y planeaba múltiples formas en la cuales preparar el fruto para fascinar a sus comensales, y hasta estaba pensando en cómo podía reproducir aquella higuera. Pasaba tanto tiempo soñando con su higuera que en ocasiones descuidaba a su familia y las actividades de su iglesia local.
Ahora, él disfruta estar sentado por las tardes observando cómo aquellos higos son disfrutados por animales silvestres y aves que visitan diariamente su jardín; cuando la higuera está en producción, dedica mayor tiempo a sus hijos y a conocer más a Dios.
La actitud de este hombre nos debe hacer pensar en las prioridades de nuestra vida. Lo que hacemos con nuestro tiempo, muestra lo que en verdad creemos que es importante.
En nuestra lectura devocional nos encontramos con Marta, quien “estaba preocupada con muchos quehaceres” (Lucas 10:40), mientras que María su hermana, se tomó un tiempo para sentarse “a los pies del Señor y escuchaba su palabra” (v.39). María escogió lo mejor, por supuesto se tenían que realizar los muchos quehaceres en su casa de forma rutinaria, pero, tener al Mesías en su casa y escucharlo, no podía desaprovecharse.
Nuestras responsabilidades en el trabajo, la casa, el estudio, o los juegos, deben ponerse en pausa para escuchar al Señor.
- Servir al Señor es la obra más importante de nuestras vidas.
- Anhelar y alcanzar el carácter y prioridades de Jesús, demandará siempre lo mejor de nosotros.
HG/MD
“Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:42).