Lectura: Proverbios 9:1-10

Hace un buen número de años leí un interesante artículo sobre el cáncer que redactó el investigador médico el Dr. Robert Good.  Él era descrito como una persona difícil de temperamento, pero con una enorme facultad de traer a la vida nuevas ideas y con la capacidad de hacer uso de cualquier información que le llegaba a sus manos.  Lo que más me impresionó, sin embargo, fue una declaración que le atribuye a él la disposición de reconocer un error en sus teorías, lo cual no es muy común en la investigación médica.

Un investigador asociado dijo: “El Dr. Good nunca se casa con sus hipótesis, por lo que no pasa por los dolores del divorcio, cuando una de ellas está equivocada”.
No estamos hablando de falta de compromiso, como algunos pueden estar pensando, Proverbios 9 pone un gran énfasis en la disposición ver el error cometido y admitirlo. Describe a un hombre sabio como alguien que quiere aprender de sus errores. Al ser cuestionado, se resiste a la tentación de cerrarse y apertrecharse bajo su coraza de seguridad.  En cambio, la corrección se convierte en un amigo fiel y en un medio necesario para la mejora (v.9). Por otro lado,  nos hace una advertencia: “Por lo tanto, no te molestes en corregir a los burlones; sólo ganarás su odio. En cambio, corrige a los sabios y te amarán (Prov.9:8).  Esto debido a su ego inflado,  el cual le impedirá escucharte cuando le digas que él ha cometido un error.
Tenemos la obligación de seguir el camino de la sabiduría, dando atención a las palabras de reprensión. ¡Para ser verdaderamente sabio, hay que recordar que muchas veces nosotros también hemos actuado neciamente!
1. Si la crítica viene a tu puerta, escúchala y analízala, puede ser que en ella exista algo de verdad de Dios.

2. El que se niega a escuchar las críticas, no tiene la oportunidad de aprender de ellas.

NPD/MDH