Lectura: Deuteronomio 11:18-21

Era un sábado por la mañana, y el grupo de padres y madres se había reunido para ver el partido de futbol femenino. De repente y en pleno partido, luego de una falta, se oyó que la madre de una jugadora empezó a gritar: “¡Queremos un nuevo árbitro! ¡Queremos un nuevo árbitro!”. Luego de un rato, otros padres se unieron al coro.  El árbitro al oír aquello sonrió, se dio vuelta hacia la multitud y gritó: “¡Quiero nuevos padres! ¡Quiero nuevos padres!”.  De inmediato las quejas terminaron.

Es imprescindible que tanto padres como madres brinden un buen ejemplo a sus hijos, a quienes por si no lo sabían, siempre están observando. Los padres creyentes tienen el deber de fomentar buenos hábitos y un comportamiento apropiado haciendo cosas como estas:

  • Orar por y con ellos, para que aprendan a caminar con Dios. “Perseveren siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias” (Colosenses 4:2).
  • Leer la Biblia y enseñarles de ella, para que aprendan la verdad de Dios. “Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas sentado en casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:7).
  • Contarles acerca de Jesús, y guiarlos a poner su fe en Él. “De cierto, de cierto te digo que, a menos que nazca de nuevo, uno no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

Es de vital importancia en el desarrollo de principios y valores, el testimonio que los niños ven en sus casas, el cual debe presentarse como resultado de un estudio cotidiano de la Palabra de Dios en familia.

  1. La mejor forma de establecer valores en nuestra familia, es que los pequeños de la casa puedan ver a sus padres y madres poner en práctica su fe.
  2. Los principios eternos son aprendidos en la Biblia y puestos en práctica en las casas.

HG/MD

“Entonces Jesús les dijo: Dejen a los niños y no les impidan venir a mí, porque de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19:14).