Lectura: Juan 7:37-53

Estábamos en la plaza de comidas de un Centro Comercial, esperando en la fila para hacer el pedido de una comida, cuando mi esposa me tocó el hombro tratando de no ser muy obvia y entonces me dijo: “Mira a esas dos personas adelante de nosotros”.  Allí también se encontraba un muy reconocido presentador de televisión con su familia esperando el turno para ordenar.

Yo le pregunté: ¿Quién es ese?  A lo que me respondió que era un presentador muy famoso, y mientras esperábamos que nos sirvieran ella se le acercó y lo saludó, él muy amablemente la atendió y conversaron brevemente sobre su programa; hasta este día ambos recordamos esa singular situación.

Y es que reconocer a una persona famosa es una cosa, pero agradezco haber conocido personalmente a Alguien aún más grande.

Sobre esa misma situación el salmista David dijo: “¿Quién es este Rey de gloria?” (v.8), e inmediatamente señaló: “¡El Señor, el fuerte y poderoso! ¡El Señor, el poderoso en la batalla! (v.8). Anteriormente ya había dicho: “Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que lo habitan. Porque él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos” (vv.1-2).

Ese es el Dios a quien podemos conocer personalmente, sabiendo que ese poderoso Dios quiere que confiemos y nos acerquemos a Él.

  1. ¿Quieres saber quién es Él? Es Jesús, es Dios mismo, quien vino a este mundo a dar su vida por ti y por mí, ahora Él ha resucitado y desea que le conozcas y aceptes su regalo de salvación.
  2. Es nuestro privilegio compartir con otros quién es Jesús y lo que puede hacer por ellos.

HG/MD

“¿Quién es este Rey de gloria? ¡El Señor, el fuerte y poderoso! ¡El Señor, el poderoso en la batalla!” (Salmos 24:8).