Lectura: Juan 1:1-14

Muchos creyentes se quejan mucho en el tiempo de la Navidad.  Diciendo: “es demasiado comercial”, “tiene orígenes paganos”.  “Tenemos que poner a Cristo de nuevo en la Navidad.”
¡Sí, la Navidad se ha vuelto muy comercial, en eso estamos de acuerdo.  Pero en la medida que compramos y envolvemos regalos, esos presentes pueden llegar a ser un testimonio silencioso del don del regalo supremo de Dios su: “Hijo unigénito” (Jn. 3:16).

Por supuesto sabemos que el hombre gordo del traje rojo es un mito y que los renos no vuelan.  Eso es pura ficción y un intento del mundo por nublar el verdadero sentido de la Navidad.

En lugar de quejarnos  por cosas no esenciales, que sólo se centran en ellas mismas, tenemos dirigir la atención sobre el Dios hecho hombre, que nació en un pesebre en un olvidado rincón de Belén.

Pero, ¿y qué, del reclamo de volver a poner a Cristo como el centro de la Navidad?  Bueno, Él nunca se ha ido.  Tan sólo escucha las palabras de los villancicos, que se cantan una y otra vez en las tiendas, centros comerciales, y en las calles.  Muchas veces proclaman más la verdad de Cristo, que muchos púlpitos.  Ponen en la mente de los jóvenes y los viejos la maravillosa verdad de que “el Señor ha llegado» y que Él debe ser adorado.

La Navidad no tiene que ser odiada por los creyentes; debemos verla como una temporada de oportunidad para señalarles a otros al Salvador.  Nos da la ocasión de decirle a nuestros amigos y seres queridos: «¿Sabes quieres saber el verdadero significado la navidad?  ¿Y saben por qué sé eso?  Porque yo creo en Cristo”.

1.  El mejor presente en estas navidades para tu amigo, tu familiar, tus compañeros de trabajo, el desconocido, es hacerles el presente de hablarles de Jesús, el verdadero regalo de la Navidad.
2. ¿Y tú sabes el verdadero significado de la Natividad?

NPD/DCE