Lectura: Números 11:1-10

Un granjero era conocido entre sus amigos por las quejas constantes y su actitud pesimista y negativa.  Un día, uno de sus amigos granjeros pasó por su granja y le hizo un comentario acerca de lo bien que se veían sus plantíos y le auguró que seguramente tendría una excelente cosecha.

El hombre como siempre, no tardó en contestarle con su acostumbrado pesimismo: “Bueno, pareciera una cosecha buena, pero sabes, una cosecha tan abundante como esta, causará desgaste en los nutrientes del suelo y tendré que gastar mucho dinero en hacer que recupere su estado original”.

En nuestra lectura devocional leemos que el pueblo de Israel tenía la misma actitud quejumbrosa, como el de un niño que no obtiene lo que desea cuando lo quiere.  Dios los había cuidado durante todo el tiempo de peregrinación en el desierto, pero a pesar de ello se seguían quejando constantemente.

Un ejemplo de esto fue su enfado con el mana del cielo que Dios les estaba proveyendo para su bienestar físico.  Ellos empezaron a recordar el pescado, la cebolla, y los ajos de Egipto, y se quejaron diciendo: “Pero ahora nuestro apetito se reseca, ya que no hay ante nuestros ojos más que el maná” (Números 11:6).  ¡Qué ingratitud!, preferían la esclavitud y el maltrato, pero con comida variada, que la libertad con algo de monotonía temporal.

La mayoría de nosotros también se centra en las cosas negativas, más que en las positivas.  Murmuramos constantemente contra Dios, en lugar de alabarle por nuestras inmunerables bendiciones que damos por sentadas, como el agua que podemos tomar, el sol que calienta nuestros huesos, el frío que nos hace buscar el abrazo de nuestros seres queridos, o el hambre que nos hace saborear aun más nuestra comida.  Dejemos de distraernos por las decepciones y privaciones, en lugar de eso, aprendamos las lecciones de la vida para llegar a ser mejores personas.

  1. Cuando estemos tentados a quejarnos, recordemos todas las bendiciones inmerecidas que disfrutamos.
  2. No seas de las personas que pasan su vida en el departamento de quejas..

HG/MD

“Y la paz de Cristo gobierne en su corazón, pues a ella fueron llamados en un solo cuerpo, y sean agradecidos” (Colosenses 3:15).