Lectura: Isaías 6:1-13

Estar frente a frente con personas importantes de tu país o comunidad, puede resultar algo incómodo y hasta atemorizante; tratar de tener una conversación inteligente con este tipo de personas, puede ser algo complicado y más si hablas de temas de los cuales sabes que son expertos y tú no tanto.

Pero, esto no es absolutamente nada, o, mejor dicho, es mucho, mucho menos que nada, si se compara con lo que Isaías tuvo que enfrentar “en el año que murió el rey Uzíasa” (Isaías 6:1).  Este hombre experimentó algo que ni siquiera se puede comparar con estar al frente del hombre más poderoso del mundo, o frente a los atletas de más alto renombre que hayan vivido en el planeta.

¡Isaías estuvo frente a frente con Dios!

Que increíble oportunidad tuvo Isaías, tan sólo repasemos lo que vio:

  • Vio la majestad de Dios.
  • Entendió la santidad de Dios de una nueva forma.
  • Vio el contraste entre su yo pecaminoso y la perfección de Dios.
  • Escuchó el llamamiento de Dios al servicio y dijo que sí.

Nuevamente, nada se puede comparar con esto, sólo tu propio llamado, porque sabes, Dios también te llamó a ti, quizás no haya sido por medio de una visión o una voz audible, pero si te ha llamado a servirle y ser parte de su maravilloso plan.

  1. Puedes ver a Dios en su Palabra, en tu corazón, en tus oraciones y en las formas en que obra en tu vida. Cada día puedes estar frente a frente con Dios. ¡Esto es increíble!
  2. Responderás: ¿Heme aquí, envíame a mí?

HG/MD

“Entonces escuché la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros? Y yo respondí: Heme aquí, envíame a mí.” (Isaías 6:8).