Lectura: Malaquías 3:1-6

Vivimos en un mundo extremadamente cruel para con los menos favorecidos de la sociedad, y en especial, con los niños que sufren debido a su condición de orfandad.

Según datos de la organización sin fin de lucro Humanium, en el mundo existen alrededor de 170 millones de niños que son huérfanos.  De ellos al menos 71 millones de huérfanos viven en Asia, 59 millones en África y casi 9 millones en Latinoamérica y el Caribe.  Tristemente, muchos de ellos reciben maltratos de las personas que tienen su control legal.

En el corazón de Dios existe un lugar especial para las personas que tienen problemas sociales: pobres, huérfanos, viudas, entre otros, y será muy riguroso contra las personas que los lastiman, tal y como se registra en Malaquías 3:5.

A los creyentes se nos instruye a ayudar a los necesitados, ya que esto forma parte de la creación del carácter de Cristo en nosotros (Marcos 14:7; Mateo 25:35-40).  Debemos ayudar emocionalmente y si podemos económicamente, a las personas que han perdido a sus cónyuges o que han quedado huérfanos debido a alguna situación de la vida, tal y como lo aconseja Santiago 1:27: “cuidar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo”.  También el proverbista dice lo siguiente: “El que oprime al necesitado afrenta a su Hacedor, pero el que tiene misericordia del pobre lo honra.” (Proverbios 14:31).

  1. Cuanto más crezca el amor de Jesús en nosotros, tanto más fluirá Su amor a través nuestro.
  2. Esta semana tratemos de ayudar a alguien en necesidad; es una forma de mostrar nuestro agradecimiento hacia Dios por las bendiciones que hemos recibido.

HG/MD

“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).