Lectura: Mateo 25:14-21

El joven había pasado mucho tiempo fuera de su país estudiando y preparándose académicamente para servir, según él, en altos puestos de una Universidad que le envió becado a estudiar.

Es por esto que cuando regresó a su país, y específicamente a su Universidad, el joven se vio muy sorprendido cuando le asignaron un trabajo de asistencia a un profesor de cursos introductorios de carrera.

El joven tenía un doctorado en genética de una Universidad extranjera, razón por la cual esperaba que al regresar, le fuera asignada su propia clase de postgrado y tendría a cargo un laboratorio de investigación.  Profundamente ofendido, se fue a quejar con el rector de la Universidad diciéndole: “yo tengo un doctorado, soy capaz de hacer grandes cosas.  ¿Por qué desperdicia mi tiempo y mis talentos, asignándome como asistente de una clase de primer ingreso?”  El rector gentilmente le contestó: “Conozco tu capacidad para hacer grandes cosas, pero todavía tengo que averiguar cuál es tu habilidad para hacer pequeñas cosas”.

Quizás creas que estás altamente calificado para hacer grandes cosas para el Señor y servirle llevando a cabo acciones en las que eres muy bueno.  Gracias a tus estudios o habilidades naturales, talvez tengas la capacidad de realizar algunos trabajos mejor que otras personas.  Pero, ¿Estarías de acuerdo en realmente realizar humildemente alguna tarea menor que se te pida? ¿Estarías dispuesto a limpiar un inodoro de tu iglesia local?  ¿Estarías dispuesto a cuidar bebés los domingos? (Juan 13:14-15).

  1. El discipulado se trata de obediencia.
  2. ¿Eres lo suficientemente grande como para ser lo suficientemente pequeño para que Dios te use?

HG/MD

“Cuando ellos llegaron a él, les dijo: “Ustedes saben bien cómo me he comportado con ustedes todo el tiempo, desde el primer día que llegué a Asia, sirviendo al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas y pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos” (Hechos 20:18-19).