Lectura: Mateo 6:5-8

Un piloto comercial, contó una anécdota vivida en un vuelo que sufrió graves problemas mecánicos, y que pusieron en riesgo a sus pasajeros.  Cuando esto aconteció, las luces de alarma ubicadas en la cabina de vuelo, le informaron de lo que estaba ocurriendo; siguiendo los procedimientos aprendidos, él puso en práctica las instrucciones que había recibido y luego de algunos minutos logró aterrizar la aeronave sin inconvenientes.

Luego de que estuvieron en tierra, el piloto habló con el equipo de mantenimiento para informarles sobre lo sucedido.  Para su asombro, los mecánicos le respondieron: “Si, ya estamos enterados del problema y ya preparamos todo para arreglarlo, ya que cuando viste la alarma en el tablero de tu avión, a nosotros también se nos activó la alerta automáticamente”.

Al pensar en este incidente, no puedo dejar de pensar en las palabras de Jesús sobre nuestro Padre Celestial: “…el Padre de ustedes sabe de qué cosas tienen necesidad antes que ustedes le pidan” (Mateo 6:8).  El Señor quiso que esto quedara claro en la mente de los que le oían, pues quería que entendiera que no eran necesarias las “vanas repeticiones”, ya que “piensan que serán oídos por su palabrería” (Mateo 6:7).   Con esto Dios desea que todos estén al tanto de que Él conoce perfectamente a sus hijos e hijas y se interesa por ellos.

  1. A pesar de que Dios conoce nuestras necesidades, desea que le contemos lo que tenemos en nuestros corazones.
  2. En Su gracia, Dios quiere reparar los daños que el pecado ha causado en nuestra vida.

HG/MD

“Por tanto, no se hagan semejantes a ellos, porque el Padre de ustedes sabe de qué cosas tienen necesidad antes que ustedes le pidan” (Mateo 6:8).