Lectura: Job 42:1-6

Un pequeño de 7 años le dijo a su mamá espontáneamente: “¡Mamá, te amo mucho!”  La mamá sintió mucha curiosidad por saber que incentivaba a su pequeño a decirle algo tan bonito.

Así que le preguntó: “¿por qué me amas Cesar?”.  El niño la miró y le dijo: “Porque juegas conmigo a las escondidas”.  Ella quiso indagar si había alguna otra razón de fondo, y lo que consiguió como respuesta fue: “No, sólo eso”.  Su respuesta le puso una sonrisa en el corazón.

Meditar en esta historia me hace pensar en cómo nos relacionamos con Dios; deberíamos preguntarnos: ¿Amo a Dios y confío en Él por las cosas que ha hecho por mí?  ¿Y qué pasa cuando las cosas no van tan bien como deseo?

Job tuvo que contestar a esas simples pero profundas preguntas cuando las catástrofes le arrebataron a sus hijos y perdió todos sus bienes.  Su “estimada” esposa le dijo: “¡Maldice a Dios y muérete!” (Job 2:9).  Y él de forma sabia y serena le contestó con una poderosa y punzante pregunta: “…Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal? (v.10).

Luego de esto las cosas para Job no se hicieron más sencillas, tuvo una lucha personal con su fe y sus amigos “quienes le aconsejaron” cosas no muy buenas. Casi al final de la historia cuestiona a Dios, pero se da cuenta que debe esperar en Él y termina con un conocimiento más personal y profundo de Dios en comparación del que tenía al iniciar la historia del libro (Job 42:1-6).

  1. Luego de todas sus pruebas, Job comprobó que su amor hacia Dios no debía depender de las situaciones de la vida, sino de lo que Dios era para Él, y lo afirmó al decir: “De oídas había oído de ti, pero ahora mis ojos te ven” (Job 42:6).
  2. Nuestro amor por Dios debe ir más allá de las circunstancias que pasamos o las bendiciones que inmerecidamente nos da, debemos amarlo por quien es Él.
  3. Ya que hoy es el día de las madres en muchos países y que el domingo también lo fue para otros, por qué no aprovechamos y le decimos a nuestra mamá: “¡Mamá, te amo mucho!”.

HG/MD

“Entonces Job respondió al Señor y dijo: Reconozco que tú todo lo puedes y que no hay plan que te sea irrealizable” (Job 42:1-2).