Lectura: Salmos 90:1-12

Los científicos afirman que siempre estamos en movimiento, aun cuando creemos que estamos quietos.  La tierra rota sobre su ecuador a unos 1600 kph; y gira alrededor del Sol a más de 107.000 kph.  Es más, nuestro Sistema Solar se mueve alrededor de nuestra galaxia a unos 788.000 kph y viaja a unos 69.000 kph en dirección a la estrella Vega en la constelación Lira.  Por si no fuera suficiente, la Vía Láctea, se mueve por el espacio a más de 2 millones de kph.

Puede suceder que un fresco día de primavera, recostado boca arriba disfrutando de un día de campo junto a tu ser amado, pienses que el tiempo y el movimiento se han detenido, tratando de capturar ese precioso momento.  Pero tanto el científico, así como el creyente que ha crecido en su fe, saben de qué, así como nos movemos a gran velocidad por el universo creado por nuestro gran y poderoso Dios, los creyentes en Cristo nos movemos con rapidez hacia la eternidad. 

Nuestros días y oportunidades de vivir para Cristo en este mundo pasan tan velozmente que apenas nos damos cuenta, así que no podemos perder el tiempo ni desperdiciar ninguna de esas preciadas horas.

El salmista nos dijo: “Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12).  Esa debe ser nuestra oración diaria.

  1. Señor ayúdanos a entender que somos tan sólo pasajeros temporales en este mundo, y que nuestra verdadera casa está siendo preparada por ti. (Juan 14:2).
  2. Si quieres que tu vida cuente, sirve al Señor y a tus semejantes.

HG/MD

“Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12).