Lectura: Salmos 92:1-15

Una dama llegó a un vivero buscando algunas plantas para su jardín, empezó a recorrerlo y a buscar plantas con flor; de repente y casi escondido en una esquina, vio un hermoso crisantemo que estaba creciendo en un viejo y abollado recipiente lleno de golpes y óxido.

Entonces pensó por un momento: “Si este crisantemo fuera mío, lo colocaría en la más hermosa maceta y lo exhibiría en un lugar donde todos pudieran verlo”.  Se preguntaba por qué estaba abandonado y escondido en ese lugar tan horrible.

No soportó la curiosidad, así que le preguntó a uno de los dueños del vivero la razón de aquella situación.  El dueño le explicó: “Como puede ver, el lugar está muy lleno de plantas y no me quedó otra opción que plantarla en ese feo recipiente hasta que creciera y floreciera, pero esto es temporal, pronto la trasplantaré en una mejor maceta y la pondré en un mejor lugar”.

Este principio también se aplica a la vida en Cristo, ya que por un breve momento estamos confinados en un cuerpo que día tras día se deteriora (1 Corintios 15:42-49), pero pronto seremos trasplantados en el más bello de los jardines, en la casa de Dios (1 Tesalonicenses 4:13-18).

  1. Eres una obra maravillosa del Señor, permite que otros vean al Maestro a través de ti.
  2. Este mundo es temporal, pero si has puesto tu fe en Dios, sabes que te espera un hogar celestial eterno.

HG/MD

“Plantados estarán en la casa del Señor; florecerán en los atrios de nuestro Dios.” (Salmos 92:13).