Lectura: Éxodo 33:12-23; 34:1-9

Hace un tiempo leí un artículo que hablaba de los niños y sus oraciones, a continuación, un par de ejemplos:

«Querido Dios, ¿Qué significa que eres un Dios “celoso”? Pensé que tenías de todo».

«Creía que el anaranjado no combinaba con el violeta, hasta que vi el atardecer que hiciste el martes. Estuvo buenísimo».

Al leer detenidamente estas oraciones, descubrimos que son sorprendentes los principios que resaltan estas sencillas palabras con respecto a Dios; sin lugar a dudas Él es el dueño y el Creador de todas las cosas, hasta de los más increíbles atardeceres que combinan un sin número de colores.

Sobre este tema, en nuestra lectura devocional leímos que justo antes de que Moisés guiara a los israelitas hacia el desierto, necesitó una respuesta a esta interrogante. Quería que el Señor le confirmara su dirección y su presencia, así que, le pidió que se le revelara (Éxodo 33:13, 18). 

Para contestarle, Dios descendió en una nube y declaró: «¡Señor! ¡Señor! Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad; … que de ninguna manera dará por inocente al culpable…» (34:5-7).

La respuesta de Moisés fue en reconocimiento a Quien estaba frente a él, expresándole a Dios que estaba agradecido por su perdón, y ahí Moisés comprendió que el Señor siempre los acompañaría en el complicado camino de la vida (34:9).

  1. Podemos emprender diariamente la tarea de tratar de conocer a Dios; con el tiempo esto permitirá que podamos estar seguros de su compañía. Él se ha revelado a través de su creación y en su Palabra.
  2. Al leer su Palabra descubrimos que Él es más que el dueño y el Creador de todas las cosas, es el Dios que quiere salvarnos y caminar para siempre a nuestro lado.

HG/MD

“El Señor pasó frente a Moisés y proclamó: Señor, Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad” (Efesios 6:13).