Lectura: Hechos 11:19-26

El pianista polaco Ignace Paderewski (1860-1941), brindó la siguiente respuesta a un entrevistador que le consultó sobre su vida como artista: “No es por gusto y nada más que mi vida es la música, cuando uno es un artista, ¿qué más puede ser? Cuando te das cuenta que la vida es demasiado corta para alcanzar todas las alturas, debes escoger a cuáles quieres llegar, entonces ¿cómo puedes dedicar el poco tiempo que tienes, a cosas que están fuera de tu arte?  Si pudieras imaginarte todo lo que te gustaría ser, te darías cuenta de lo poco que has logrado”.

Las palabras de Paderewski me hicieron pensar en las metas y las actitudes que cada creyente debe tener.  Los creyentes debemos preguntarnos ¿qué otra cosa puedo ser?

En los primeros días de la iglesia (Hechos 11:26), a los primeros discípulos se les llamó cristianos, que significa: “seguidor de Cristo”.  Su amor y servicio para el Señor eran obvios.  Si un gran pianista pudo reconocer quién fue y por qué, y dedicó toda la vida al desarrollo de su arte, ¿cuánto más debemos esforzarnos tú y yo para ser como nuestro Señor y Salvador?

  1. Señor, ¿qué más podemos ser para ti?
  2. Cada hijo(a) de Dios debe crecer a la semejanza del Hijo de Dios.

HG/MD

“Y sucedió que se reunieron todo un año con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Y los discípulos fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26).