Lectura: Salmos 121:1-8

Siempre me han llamado la atención algunos lemas que tienen los departamentos de policía, por ejemplo, la policía de Toronto Canadá, tiene el lema de: Servir y Proteger. También, otro lema llamativo fue el de la Agencia Nacional de Detectives Pinkerton creada en 1850, que se hizo famosa en su momento por atrapar a ladrones de trenes y por determinar un plan para evitar que Abraham Lincoln asumiera la presidencia, su slogan era: “Nunca Dormimos”.

No existe nada mejor que saber que uno se encuentra seguro y protegido en cualquier momento, pero en especial en la noche; por esta razón, en muchas casas al finalizar la jornada se aseguran las puertas, ventanas, se activan alarmas, pensando que con esto se está seguro de la maldad que asecha afuera.

No obstante, y a pesar de esta seguridad policial y física, también existen muchos que no pueden dormir debido a que están preocupados por la violencia que impera en nuestra sociedad, por problemas en el trabajo, porque están preocupados por un hijo o hija rebelde, una pareja violenta, o porque la enfermedad asecha a algún familiar.

En estos casos de insomnio, el Señor te invita a clamar a Él, a aquel que: “He aquí, no se adormecerá ni se dormirá el que guarda a Israel” (Salmo 121:4); también el Salmo 34:15 te recuerda lo siguiente: “Los ojos del Señor están sobre los justos; sus oídos están atentos a su clamor”.

  1. Nunca lo olvides, Dios está atento a tu clamor (Salmos 34:17).
  2. Dios nunca duerme y está siempre contigo.

HG/MD

“Clamaron los justos, y el Señor los oyó; los libró de todas sus angustias” (Salmos 34:17).