Lectura: Mateo 1:1-17

Seguramente todos conocemos a una persona cuyo nombre o apellidos son bastante difíciles de recordar.  Esto puede ocurrir, por ejemplo, porque el nombre es poco común, como Eira, que en escandinavo significa “nieve”.  En otros casos puede deberse incluso a un error tipográfico en la partida de nacimiento, y debido a ello se convierte en un nombre inventado como “Moira”, que podría derivar del término hebreo Maryam, el origen del nombre María.

Pero existe un caso especial y complicado. Se trata de la historia de una persona con un nombre muy particular. Hurbert, como le solían llamar sus amigos, o Hubert Blaine Wolfeschlegelsteinhausenbergerdorff, Sr.  Por cuestiones técnicas y de usabilidad, en la práctica su nombre se vio reducido a un primer nombre, un segundo nombre y una abreviatura de apenas 35 letras de su apellido; en realidad, su nombre completo contenía un total de 746 letras, divididas en 27 nombres (cada uno comenzando con una letra distinta del alfabeto) y un apellido de 590 letras.

Aunque esto nos pueda parecer simpático, los nombres son importantes ya que forman parte de quienes somos y a quién representamos. En la Biblia, en el libro de Mateo, también encontramos una gran lista de personas, la cual quizás para algunos pueda resultar sin sentido y hasta aburrida, pero tiene una razón de ser.

Esta lista de personas con nombres extraños para nosotros, en la actualidad tiene dos propósitos:

  • El primero, para ofrecer un marco genealógico, el cual era en extremo importante para los judíos, pues se establecían sus raíces familiares y mantenía el linaje; en el caso de Jesús lo ligaba humanamente al rey David, haciéndolo un aspirante al trono de Israel.
  • Nos muestra la maravillosa gracia y soberanía de Dios, pues en su linaje nos encontramos con reyes, agricultores, mentirosos, prosélitos (personas provenientes de naciones extranjeras convertidas al judaísmo), adúlteros y hasta una prostituta.

Al ver esa lista de nombres y personajes, podemos entender mejor la fidelidad de Dios, así como por qué muchos no entienden la razón por la cual Dios nos ama a pesar de quienes somos y fuimos.

  1. En verdad no importa de donde vengamos, cuando llegamos a Jesús, nuestro nombre queda ligado inmediatamente al nombre de miles de millones de personas, que han depositado su confianza en Jesús como su Señor y Salvador.
  2. La familia de Dios crece a cada instante, lo más importante es llegar a ser parte de esa familia, la mejor de todas.

HG/MD

“Por lo cual, también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra” (Filipenses 2:9-10).