Lectura: Salmos 53

¿Te has preguntado alguna vez por qué algunas personas tratan de probar que Dios no existe?  Si uno lo piensa, sus mismos esfuerzos socaban sus propios argumentos.

En su libro Interpreting Basic Theology (¿Cómo interpretar la Teología Básica?  Addison Leitch escribió: “A menos que (un ateo) esté luchando contra la inexistencia absoluta – lo que cual nos hace cuestionar su celo – debe entonces estar (argumentando) contra algo que considera profundamente arraigado en sí mismo y en los demás”.

Esta inherente creencia en Dios no prueba que Él existe, pero es una señal significativa.  Cuando C.S. Lewis era ateo, rechazó la idea de un Ser divino debido a todas las injusticias de este mundo.  Sin embargo cuando se preguntó de dónde había sacado la idea de la justicia, se encontró  con un problema.  Esto fue lo que escribió: “El hombre no llama torcida a una línea a menos que tenga una idea de lo que es una línea recta.  ¿Con qué estaba yo comparando este universo cuando lo llamé injusto?”.

Lewis se dio cuenta de que la injusticia en el mundo señalaba a Aquel que estableció las normas de la justicia.  Comprendió que su argumento ateo era demasiado simple, y a la larga se hizo creyente.

El necio dice: “No hay Dios” (Salmos 53:1).  Pero los entendidos, son los que buscan a Dios (Salmos 53:2).

  1. Seamos sabios amando y sirviendo al Dios justo que si existe.
  1. No podemos saber lo que es malo, si negamos al Dios que es bueno.

NPD/DJD