Lectura: 1 Pedro 4:12-19

¿Debería sorprendernos que los problemas sean parte de la vida? Todos de alguna forma los hemos experimentado, ya sea mala salud, decisiones financieras incorrectas, un amor malogrado, angustia, pérdida del trabajo y la lista continúa.

De la misma forma, tampoco debe sorprendernos que Dios permita que se sumen las pruebas de la burla y el odio de las personas porque seguimos a Cristo (1 Pedro 4:12). No obstante, los problemas, ya sean comunes a todos los hombres o exclusivos para los creyentes, pueden revelarnos la esencia moral de nuestra alma.

Llevando este principio a la vida cotidiana, nunca he visto un equipo de futbol diciendo que el campeonato que juegan no ha tenido dificultades, lesiones, expulsiones o campos deportivos en mal estado, todo esto forma parte del juego.  De hecho, los jugadores dicen que los campeonatos en los cuales enfrentaron más dificultades, han sido los más desafiantes para sus carreras y de los que más han aprendido.

Si encontráramos una forma de evitar los problemas, esto no nos ayudaría, pues las dificultades crean nuevas capacidades y aprendizajes, debemos verlos como parte del camino, además de que nos ayudan a ser más dependientes de Dios.

  1. No debemos ver enemigos en las dificultades, Dios puede estar usándolos para mejorar nuestro carácter y prioridades como seguidores de Jesús.
  2. La mejor manera de manejar un problema, es primeramente pedir la ayuda y dirección de Dios (1 Pedro 4:19); luego ser humildes para reconocer nuestros problemas; y ser capaces de encontrar oportunidades aun en las peores circunstancias.

HG/MD

“Amados, no se sorprendan por el fuego que arde entre ustedes para ponerlos a prueba como si les aconteciera cosa extraña” (1 Pedro 4:12).