Lectura: Juan 1:1-14

El poema de Robert Frost (1874-1963), The Dead of the Hired Man (La muerte del empleado), contiene una frase llena de un profundo significado: “El hogar es el lugar donde, cuando tienes que ir, te tienen que dejar entrar”.

Esas palabras expresan una clase de amor que sólo encontramos en nuestras familias, sabiendo que nuestra familia siempre estará ahí cuando regresemos a casa.

Algo muy diferente fue lo que vivió nuestro Señor al venir a esta tierra: “A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11).  Los que debieron recibirlo lo rechazaron y no lo dejaron entrar.

Él fue quién los creó (Juan 1:3), Jesús abandonó la gloria del cielo y se encarnó en nuestra forma humana, vino a Su pueblo para salvarlo, se acercó a ellos y les dio todas las razones para que lo amasen, les compartió Su sabiduría y enseñanza, les mostró un mejor camino, el de la vida eterna, pero su pueblo finalmente lo rechazó y lo crucificó.  

Pero ese no fue el fin, ya que aun Su muerte en la cruz fue una expresión de su amor.  El dio Su vida para pagar el precio por nuestro pecado y Su resurrección es nuestra garantía, todos los que pongan su confianza en Él, tendrán vida eterna.

  1. Al igual que hace más de dos mil años, hoy Jesús sigue aceptando a personas que quieran ser parte de Su familia, hoy puedes empezar a sentirte en casa, en la casa de Dios.
  2. No sigas rechazando a Jesús, déjalo entrar a tu vida, solamente así podrás tener vida eterna a Su lado.

HG/MD

“Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).