Lectura: Joel 2:12-27

Un hombre desconfiado había escondido algunas joyas de su familia en una bolsa plástica colocándola entre otras, con el fin de que si un ladrón entraba a su casa pasara desapercibida.

Pero un día el hombre, quien estaba haciendo limpieza anual con la persona que le ayudaba con los quehaceres domésticos, vio las bolsas llenas basura entre ellas la que contenía las preciadas joyas, y sin recordar las puso afuera de la casa para que se la llevara el servicio de recolección de basura.

Cuando el hombre se dio cuenta de su error, contrató a varias personas y junto con él buscaron por días en el vertedero, hasta que dieron con ellas.

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos cometido el error de creer que podemos poner a Dios en una caja mientras seguimos viviendo nuestras vidas, creyendo que lo podemos utilizar ha conveniencia, el problema es que con el tiempo nos olvidamos de donde dejamos a Dios, y ahí empiezan a sumarse los errores hasta que nos damos cuenta que hemos literalmente botado a la basura Sus bendiciones, debido a nuestros pecados.

En nuestra lectura devocional leímos con respecto a una invasión de insectos entre ellos las langostas que habían destruido todos los terrenos de cultivo de los israelitas; esto ocurrió porque se habían olvidado a Dios.  Como única esperanza de solución Dios les dio la siguiente: “vuélvanse a mí con todo su corazón…” (Joel 2:12).  Este es un principio bíblico que no ha cambiado, debemos valorar todas las bendiciones de Dios, no ocultarlas y sobre todo no olvidarnos de ellas, agradeciendo a Dios por Su misericordia.

  1. En lugar de ocultar tu fe, muestra a todos la razón de tu gozo.
  2. No dejes que los insectos (pecados) destruyan tu vida, pídele a Dios que te muestre como eliminarlos.

HG/MD

“Yo les restituiré los años que comieron la oruga, el pulgón, el saltón y la langosta; mi gran ejército que envié contra ustedes” (Joel 2:25).