Lectura: 1 Tesalonicenses 4:13-18

Tengo un amigo a quien le incomoda decir la palabra: “adiós”, la razón es que esa palabra le parece un tanto definitiva.  Así que cuando se despide de una persona usa una cantidad de sinónimos tales como: hasta luego, nos vemos, hasta mañana, hasta la próxima vez, ciao, hasta la vista, entre otras muchas más expresiones.

De cierta manera esto también se aplica a nuestra vida de fe, pues en realidad como creyentes, nunca tendremos que decirle “adiós” a nuestros seres queridos cuando mueran o cuando alguno decida marcharse lejos, ya que, si han puesto su fe en Jesús como su Salvador, la Biblia promete que los volveremos a ver.

Y esto lo afirma el apóstol Pablo cuando dice que no debemos entristecernos “como los demás que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13); porque cuando Cristo vuelva, los que creyeron en Él y han muerto resucitarán de sus tumbas, y junto con los salvos que estén vivos en ese momento, nos reuniremos con el Señor en el aire (vv. 15-17). Confiamos en que, un día, en el cielo “no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:4). En ese lugar maravilloso, “estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17).

  1. Los creyentes en Jesús tenemos la esperanza de un encuentro eterno con Él y con creyentes que ya han muerto quienes serán llamados también, es por esto que el apóstol Pablo nos motiva a lo siguiente: “aliéntense los unos a los otros con estas palabras” (v. 18).
  2. Cuando se presente la situación anima a alguien con la esperanza que nos permite decir “hasta luego” en vez de “adiós”.

HG/MD

“Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17).