Lectura: 2 Timoteo 1:1-12

El fundador y presidente de la junta de una prospera aerolínea de los Estados Unidos expresó su filosofía de los negocios de la siguiente manera: “Me encanta hacer cosas que me asusten.  No hay valentía si no hay temor”.

En lugar de complacerse en la prosperidad de la aerolínea, este señor siempre está buscando lugares donde pueda expandir su negocio y corre un riesgo cada vez que empieza a dar servicio a una nueva ciudad.   Pero es así como le gusta hacer negocios.

La valentía no es ausencia de temor, sino la disposición de actuar, incluso si tenemos miedo de lo que pueda pasar al hacerlo.

Cuando Pablo escribió a Timoteo su compañero de labores, lo apremió a que adoptase abiertamente una postura para Cristo, aun cuando la propia temeridad de Pablo lo había llevado a la cárcel.  “Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor” (2 Tim.1:7-8ª)

“Ir a lo seguro” no debería ser una opción para los seguidores de Cristo.  Los creyentes siempre han sido llamados a identificarse abiertamente con Jesús y con aquellos que sufren por su lealtad pública a Él.  El poder para hacerlo viene del Espíritu Santo de Dios que mora en nosotros.

  1. Actuemos con valentía y enfrentemos hoy, eso mismo que tememos.
  1. La valentía no es ausencia de temor, sino dominio del mismo.

 

NPD/DCM