Lectura: Romanos 4:1-8

Si estás buscando una buena oferta, quizás quieras examinar cuidadosamente el anuncio de una cadena de tiendas de donas:

¡GRATIS! 3 MUFFINS (pastelillos, magdalenas), AL COMPRAR 3
AL PRECIO REGULAR DE MEDIA DOCENA

Si esa oferta te pareció bastante confusa, significa que puedes comprar seis muffins, pasteles o magdalenas por el precio de seis, lo cual ¡no es exactamente una oferta!

Así que muchas de las aparentemente “mejores” compras en nuestro mundo, son el efecto de anuncios engañosos.   En las cuales terminas sin recibir nada, cambio de algo valioso que diste, cuando pensabas que sería al revés.

Piensa en esto en términos espirituales.  Muchas sectas y religiones requieren de las personas una larga lista de actividades y a cambio reciben desesperanza.

En algunas religiones orientales, por ejemplo, se espera que sus adherentes sólo coman sobras, que nunca dañen a otro ser vivo, y que renuncien a sus preferencias de sonidos, colores, olores, e incluso a la compañía de otras personas.  A cambio de esto te ofrecen un imposible e incomprobable, que el individuo sea reencarnado en algo “superior” en una vida posterior.

En realidad, las recompensas espirituales son de Dios son claras y las hace sobre la base de Su gracia. Sólo el plan de salvación de Dios ofrece algo que es verdaderamente gratuito (Rom. 4: 5).  Jesús pagó el precio de nuestra redención; y todo lo que Él pide es que depositemos nuestra fe en Él. Cualquier otro plan lo que plantea es pedir mucho, a cambio de nada.

1 Si pudiéramos ganar nuestra salvación, Cristo no hubiera muerto para proporcionárnosla.

2. Hoy es el mejor día para que entregues tu vida al Señor, ¿por qué no lo aceptas su regalo gratuito?

NPD/DB