Lectura: Mateo 5:43-48

Un conocido locutor radial conocido por su agrio humor, un día en uno de sus programas, decidió realizar toda una serie de señalamientos y groserías en contra de los creyentes.  Entre las muchas burlas que hizo, fue ridiculizar nuestra creencia sobre los tiempos finales, y sobre todo lo que se refiere al regreso de Jesús por Su iglesia.  Aseveró que la desaparición de unos cuantos millones de creyentes dejaría al mundo en mejores condiciones.

Al poco tiempo, la cadena radial realizó una disculpa pública, e indicó que la opinión de aquel hombre no reflejaba el respeto que en esa cadena se tenía por las diferentes creencias; sin embargo, el locutor no se unió a la disculpa.  Desgraciadamente, durante los días siguientes el hombre recibió notas y correos que contenían palabras de odio y condenación, hasta hubo algunos que decían ser creyentes quienes dirigieron amenazas de muerte hacia el locutor.  Esto lo convenció aún más de que el mundo estaría mejor sin personas llenas de esa clase de sentimientos de venganza y odio.

Es muy doloroso pensar que existan creyentes tan llenos de rabia y venganza.  Joseph Stowell, quien es presidente de la Universidad Cornerstone y expresidente del Instituto Bíblico Moody, se refirió de la siguiente forma a este asunto: “Hay mucha maldad y no hay suficiente misericordia”.  Cuando las personas que nos decimos ser seguidores de Cristo, pasamos más tiempo condenando a nuestros enemigos que orando por ellos, perdonándolos y mostrándoles Su amor, nuestra credibilidad como creyentes pierde poder.

El Señor espera que destaquemos en el mundo dejando que Su luz alumbre a través nuestro, para que, al ver nuestro testimonio, puedan glorificar a Dios (Mateo 5:16).

  1. Una manera de poner en práctica nuestra fe es amando a nuestros enemigos.
  2. El calor del amor de Dios puede derretir el corazón del peor de los enemigos (Mateo 5:44).

HG/MD

“Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por los que les persiguen” (Mateo 5:44).