Lectura: Salmos 71:1-18
Cuando somos jóvenes nos creemos inmunes a las tragedias, pensamos que las cosas malas solo le pasan a otros y que podremos sobrevivir a las múltiples locuras que hacemos debido a que somos como un tipo de superhéroe, a quien nada le ocurre cuando las cosas no salen como las planea.
Pero conforme acumulamos calendarios en nuestras espaldas, nos vamos haciendo más y más conscientes de que necesitamos de la presencia y ayuda de Dios más frecuentemente de lo que estábamos acostumbrados, ya que afloran las debilidades y tentaciones que acompañan el hecho de que no nos estamos haciendo más jóvenes y empiezan las famosas crisis de la mediana edad.
Este es un periodo lleno de inseguridades en la vida de las personas, pues “Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud; hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y en las canas no me desampares, oh Dios…” (Salmos 71:17-18a).
En un folleto encontré la siguiente oración: “Señor, ¡Sabes que me voy haciendo mayor! Ayúdame a no cerrar los ojos a esa verdad. Ayúdame a no convertirme en una plaga, ni en un sabio en mi propia opinión, con el pensamiento que debo decir algo sobre cualquier tema de conversación. Mantén mi mente libre de repetir experiencias pasadas y detalles interminables. Controla mi lengua para que no mencione reiterativamente mis dolencias. No te pido que mejores mi memoria, sino que sea menos engreído con respecto a la memoria de los demás. Enséñame que debo admitir que me equivoco con más frecuencia de lo que deseo. Hazme más dulce y más tierno a medida que mi edad progrese. Que nunca envejezca, sino que me haga mayor. Que la gente diga de mí: “Por tanto, no desmayamos; más bien, aunque se va desgastando nuestro hombre exterior, el interior, sin embargo, se va renovando de día en día.” (2 Cor.4:16).
- No debemos conformarnos sólo con ser mayores, debemos más bien proponernos como meta: ser cada día más semejantes a Cristo.
- A medida que añades años a tu vida, deja que Dios añada vida a tus años.
HG/MD
“Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud; hasta ahora he manifestado tus maravillas” (Salmos 71:17)