Lectura: Filipenses 4:10-20
Cuando los niños empiezan a hablar hay varias palabras que son normales y comúnmente son de las primeras que aprenden, por ejemplo: Mamá o papá, entre otras; pero, hay una de ellas que rápidamente se convierte en parte habitual de su vocabulario, nos referimos a la palabra: “más”.
Dicen: “Más” y señalan su comida favorita, extienden la mano y sale de su boca: “Más”, haciendo referencia a que quieren jugar más tiempo con su mamá o papá, tan sólo por citar algunas de las situaciones en las que mencionan esta palabra.
Tal como los pequeñines, muchos creyentes miramos a nuestro alrededor y muchas veces decimos y pedimos “más”. Lamentablemente, nunca hay nada que nos baste, nuestro deseo por cosas y acontecimientos soñados, siempre estará ahí tratando de desviarnos de lo que es realmente importante, y haciendo que nos desenfoquemos al poner atención a lo temporal.
Necesitamos el poder de Cristo para romper el ciclo y ser capaces de decir como Pablo: “…he aprendido a contentarme con lo que tengo” (Filipenses 4:11). Esta frase “he aprendido” refleja que el apóstol era consciente de esa lucha y de que no todas las situaciones las había enfrentado con una sonrisa.
Aprender a contentarse requiere disciplina y constancia. Su testimonio incluía altibajos que abarcaban desde la picadura de una serpiente hasta la salvación de almas, desde las acusaciones falsas hasta la fundación de iglesias. Sin embargo, declaró que Cristo era la respuesta para satisfacer el alma. Dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (v. 13). Jesús le había dado la fortaleza espiritual necesaria para soportar momentos difíciles y evitar el peligro de la abundancia.
- Si estás cayendo en el problema del “más, más y más”, recuerda que el contentamiento sólo llegará cuando tengas “más” de Cristo.
- Señor, enséñanos a ser agradecidos y a estar contentos aun si las cosas no van tan bien, de forma que aprendamos las lecciones y principios que quieras mostrarnos en medio de esas circunstancias.
HG/MD
“No lo digo porque tenga escasez pues he aprendido a contentarme con lo que tengo” (Filipenses 4:11).