Lectura: Rut 4:13-22

En el mundo del entretenimiento, en la pantalla sin importar el medio, siguen teniendo mucho éxito los romances, que la mayoría del tiempo se resumen de la siguiente manera:

•  El chico conoce a la chica, el chico pierde a la chica, el chico consigue a la chica.

•  El chico conoce a la chica, el chico le da una paliza al chico malo, luego el chico consigue a la chica.

En la Biblia también nos encontramos con algunos romances, por ejemplo, el romance de Rut y Booz.  Es importante comprender que, en tiempos bíblicos, las mujeres solas a menudo tenían que vivir una vida de pobreza.  Rut había enviudado, no tenía hijos y estaba en búsqueda de una nueva vida al lado de su suegra Noemí quien también era viuda.  El plan de Dios para Rut fue muy interesante, no sólo le daría la seguridad tan necesaria, sino que también haría de ella parte integral de su plan eterno.

Booz ya había notado a Rut (2:5), y Noemí le dio a Rut una lista de consejos que ayudarían a Booz a darse cuenta de su responsabilidad hacia Rut bajo la tradición y ley judía (3:3-9). Seguir estas instrucciones precisas significaba más que solicitarle protección a Booz: ¡Rut estaba solicitando matrimonio!

¿Tan sólo una linda historia romántica? No, la obediencia de Rut establece una serie de eventos en marcha. El plan de Dios para redimir al mundo a través de su Hijo Jesús incluía la disposición de Rut para seguir instrucciones. Su matrimonio con Booz dio como resultado el nacimiento de un hijo, quien llegó a ser el abuelo del rey David (4:17).

Muchas generaciones después de este evento, nació José, quien se convirtió en el esposo de María. Siendo todavía virgen, María dio a luz a “Jesús, llamado el Cristo”. Aunque Jesús no fue hijo físico de José, era su hijo legal (Mateo 1:16-18; Lucas 2:4-5).

  1. A menudo quedamos limitados porque vemos la vida sólo momento a momento, pero Dios tiene la perspectiva eterna.
  2. Al igual que Rut, nuestra responsabilidad es dar pasos continuos de obediencia como parte del plan perfecto de Dios.

HG/MD

“Entonces las mujeres decían a Noemí: ¡Alabado sea el Señor, que hizo que no te faltara hoy un pariente redentor! ¡Que su nombre sea celebrado en Israel!” (Rut 4:14).