Lectura: 1 Pedro 4:7-19

Mientras se desarrollaban los terribles y oscuros días de la 2 Guerra Mundial, el tirano Adolfo Hitler llevaba dolor a muchos pueblos europeos y africanos, muchísimas personas sufrieron las peores aberraciones imaginables en los campos de concentración y exterminio masivo. Muchos quienes vivieron durante estos días tristes, pensaron que estaban siendo testigos de los últimos días de la historia humana.

Sophie Scholl (1921-1943), una de las victimas de estos campos de tortura, le escribió una carta a un amigo justo antes de ser ejecutada en 1943: “La gente cree que vivimos en los últimos tiempos, y hay muchas señales terribles que hacen que esa creencia sea aceptable.  Pero, ¿no es impertinente? ¿No nos damos cuenta de que, independientemente de cuándo vivamos, Dios nos puede llamar sin avisarnos con anterioridad?  ¿Cómo sé si voy a estar viva mañana en la mañana?”

Todos debemos tomarnos en serio esas palabras.  Todos vivimos al borde de la eternidad.  Es por eso que las palabras del apóstol Pedro a los seguidores de Cristo del primer siglo, son tan importantes para nuestros tiempos (1 Pedro 4:7-19).  Nosotros también debemos vivir sabiendo que “El fin de todas las cosas se ha acercado…”, sabiendo que, en cualquier momento la muerte puede terminar nuestra existencia terrenal.

  1. Lo primero en lo que tienes que pensar es: ¿Estoy preparado para que todo termine hoy para mí? Si no es así, debes buscar el perdón de nuestro Señor Jesús y aceptar su regalo de salvación (Efesios 2:1-10). Si ya eres creyente, pero aun estás intranquilo, debes tranquilizarte al saber que existe un futuro mejor para ti, tienes una casa celestial que te espera luego del último respiro en este mundo (Juan 14:2).
  2. Si quieres sacar el máximo provecho de cada día, mantén la eternidad en mente (Colosenses 3:1-4).

HG/MD

“Y de la manera que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio” (Hebreos 9:27).