Lectura: Hechos 5:1-11

En la vida nos encontraremos con múltiples momentos de causa y efecto, nuestras malas decisiones de hoy serán el depósito inicial de los problemas del mañana. 

Esto fue lo que le sucedió a una persona que había sido condenada a 10 años de prisión; luego de un par de años en prisión y por su buena conducta, pudo acceder al beneficio de casa por cárcel, mediante el cual la persona sentenciada promete cumplir el resto de su condena en su casa de habitación.

El intercambio era simple, pasar en su casa por algunos años o terminar de cumplir su condena dentro de las frías paredes de una prisión.  Pero el hombre tan sólo soportó el encierro en su casa por un mes, y un día tomó la decisión de ir a pescar, sabiendo que el brazalete en su tobillo, alertaría a la policía de que había incumplido su promesa. La consecuencia la obtuvo al día siguiente, tocaron su puerta y se trataba de un par de policías con una orden para llevarlo nuevamente a su cuarto, pero esta vez en la prisión.  Ese día de pesca le costó muchos años alejado de su familia.

Cuan malas suelen ser nuestras decisiones; rechazamos la misericordia de Dios, para poder disfrutar de unos instantes de placer que nos brinda el pecado.  En la Biblia tenemos muchos ejemplos de esto, Moisés intercambió la Tierra Prometida por un momento de cólera (Números 20:7-13).  David se olvidó de sus principios, por una noche de placer (2 Samuel 11).  Ananías y Safira intercambiaron su vida por un poco de dinero adicional (Hechos 5:1-11).  Cosechamos lo que sembramos tal como afirma el apóstol Pablo en Gálatas 6:7-8.

  1. ¿Sientes que vas a tomar una mala decisión? Detente, aférrate a Dios, obedece sus mandamientos, no cambies la relación con Dios por unos instantes de locura, si lo haces cosecharás las consecuencias.
  2. En el juego de la tentación, no pierdas la calma, confía en Dios.

HG/MD

“No se engañen; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará.” (Gálatas 6:7).