Lectura: Hechos 26:19-32

Un misionero y su compañero de trabajo filipino fueron a un vertedero de basura de Manila, le pidieron a Dios cómo podían llegar efectivamente a los pobres que escarbaban en la basura. Pronto un anciano se les acercó y les preguntó si le podían guardarle un puñado de latas, mientras buscaba más en la basura.

El misionero le preguntó al hombre qué edad tenía, ya que en las Filipinas se considera respetuoso consultar sobre su edad a las personas mayores.  “Oh, cuán oportuno es usted”, respondió el hombre con una gran sonrisa. «Precisamente hoy cumplo mis 78 años de edad”.

El misionero y su compañero le cantaron “Feliz Cumpleaños”, al anciano y luego le estrecharon la mano y le dieron un abrazo. “¿Está usted preparado para ir al cielo?” Le preguntó el misionero. Cuando el hombre indicó que no estaba seguro, el misionero le compartió el evangelio.   Ese día aquel buscador de residuos, halló su mejor tesoro a: Jesús o visto desde otro punto de vista, Jesús le encontró en medio de la basura y le salvó, convirtiéndose ese día en un ciudadano del cielo.

El apóstol Pablo tuvo la oportunidad de presentar su testimonio ante un gobernador, un rey, y ciudadanos prominentes (Hechos 25-26). No sabemos los resultados de su testimonio, pero Pablo fue fiel, en el medio de la situación en que Dios lo había colocado.

Cuando estás preocupado por las necesidades espirituales de los demás y Dios abrirá puertas de oportunidad, cualquier lugar es el mejor lugar para compartir el evangelio, ya sea en un vertedero o en el palacio de un rey.

1. Así que comparte el mensaje de salvación por gracia a donde te encuentres: en tu hogar, en el centro comercial, en la calle, etc. cuéntales que Jesús murió en su lugar, y les está ofreciendo el mejor regalo: Vida Eterna.

2. Cualquier lugar es el lugar adecuado para ser testigos.

NPD/DDH