Lectura: Lucas 10:38-42
Durante algunos días tuvimos de vacaciones y aprovechamos para visitar un parque de diversiones. Al finalizar la jornada tenían un espectáculo de fuegos artificiales inmenso; las luces y los estallidos llenaron toda la noche con su esplendor y colorido.
El espectáculo era tan grande que, a los lados del evento principal, ocasionalmente también se veían destellos de fuegos más pequeños que eran interesantes, pero provocaban que en ocasiones nos perdiéramos de disfrutar la exhibición más espectacular que estaba justo al centro y arriba de nuestras cabezas.
Y es que, en muchas ocasiones, lo bueno se interpone en el camino de lo mejor. En nuestra lectura devocional en Lucas 10:38-42 leímos sobre lo que le ocurrió a Marta. Cuando nuestro Señor Jesús y sus discípulos llegaron a la aldea de Betania, ella los recibió en su casa.
Por supuesto, ella quería ser una buena anfitriona y esto conllevaba realizar muchas cosas, como la limpieza, el orden, y algo muy necesario, alguien tenía que preparar la comida para los invitados; por eso, no seamos tan duros con Marta, la mayoría de nosotros hubiera hecho lo mismo que ella.
Debido a esto Marta se queja de que su hermana María no la estaba ayudando; Jesús defendió la elección de María al preferir sentarse a sus pies. No nos equivoquemos, el Señor no estaba diciendo que María era más espiritual, ya que en otra ocasión Marta fue quien pareció mostrar más confianza en Jesús que María (Juan 11:19-20).
El Señor estaba muy consciente del buen corazón y voluntad de Marta quien tan sólo estaba tratando de ocuparse de las necesidades físicas de ellos; no obstante, Él quería que ambas entendieran que en la vida hay prioridades mucho más altas y mejores que otras, y por supuesto la más importante es amar y pasar tiempo con Dios.
- Señor, ayúdanos a escoger sabiamente entre lo bueno y lo mejor.
- Queremos siempre estar a tus pies mi Señor.
HG/MD
“Pero respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:41-42).
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