Lectura: Hebreos 4:14-16

En una ocasión pude escuchar a una persona escéptica decir que si Jesús era realmente el Hijo de Dios, su sufrimiento debió haber sido fácil de soportar; este comentario me motivó a examinar nuevamente los evangelios. Al leer las cosas que Dios hizo con tal de obtener nuestra salvación, también pude notar algunas cosas que Jesús no hizo y que son igualmente importantes en favor de nuestra salvación.  A continuación citamos algunas de ellas:

  • Jesús no exigió hacer su propia voluntad (Mateo 26:39).
  • Tampoco hizo uso de su derecho de llamar a legiones de ángeles para que lo rescataran (Mateo 26:53).
  • No se defendió, ni amenazó a sus acusadores (Mateo 27:12-14).
  • No se salvó a si mismo (Marcos 15:31).
  • No se bajó de la cruz (Marcos 15:32).
  • Nunca dejó de amar a los pecadores (Lucas 23:43).

La verdad es que Jesús si pudo haber utilizado su poder para salvarse de toda aquella situación; sin embargo no lo hizo, por el contrario utilizó su poder y vida en nuestro beneficio. En la lectura devocional en Hebreos, leemos que “no tenemos un sumo sacerdote (Jesús) que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues Él fue tentado en todo igual que nosotros pero sin pecado” (Hebreos 4:15).  Es por ello que podemos acercarnos a su trono con la confianza para alcanzar “misericordia” y hallar “gracia para el oportuno socorro” (V.16).

  1. No importa la situación que estés pasando o el dolor que estés sintiendo, puedes estar seguro de que Jesús está ahí para socorrerte ahora, pide su perdón si fuera necesario.  Lo que Jesús no hizo, ni nunca hará es olvidarte, lo demostró clavado a una cruz.
  2. Toda tentación es una oportunidad para confiar en Dios, sigue el ejemplo de Jesús (1 Corintios 11:1).

HG/MD

“Cuando lo maldecían, él no respondía con maldición. Cuando padecía, no amenazaba sino que se encomendaba al que juzga con justicia” (1 Pedro 2:23).