Lectura: Salmos 150:1-6

Una vez le pidieron a un teólogo que explicase el evangelio, y él simplemente respondió citando una canción infantil: “Cristo me ama bien lo sé…Cristo me ama, La Biblia dice así…Cristo me ama pues murió, y el cielo me abrió, Él mis culpas quitará, y la entrada me dará… Cristo me ama es verdad, y me cuida en su bondad, cuando muera bien lo sé, viviré allá con Él”.

Las grandes verdades de nuestra fe pueden expresarse en términos sencillos, tal como: “Dios es amor”, “Cristo murió por nuestros pecados y resucitó”.  Pero también, pueden ser expresadas en términos más profundos por medio de doctrinas.

No obstante, al final, la verdad con respecto a nuestro infinito Dios va más allá de nuestra comprensión, el apóstol Pablo lo dijo de la siguiente manera: “¡Oh profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).  Entonces, en ocasiones todo lo que podemos hacer es alabar a nuestro Dios por su grandeza y por medio de cantos (Salmos 150:2).

El salmista escribió que debíamos usar toda una variedad de instrumentos para alabar y adorar a Dios (Salmos 150:3-5).  En la actualidad nosotros también usamos toda una serie de instrumentos y tipos de música para comunicar nuestra adoración a Dios, ya que Él es: “el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. A él sea la honra y el dominio eterno. Amén” (1 Timoteo 6:16).

  1. Dios se ha revelado a sí mismo para que podamos conocerle a Él y a Su salvación que nos provee por medio de Su sacrificio en la cruz.  Sin embargo, nunca seremos capaces de entender la profundidad de Su Ser, ¡Dios es digno de toda nuestra alabanza!
  2. Nunca es demasiado cuando se trata de alabar a Dios.

HG/MD

“¡Todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!” (Salmos 150:6).