Lectura: Salmos 33:1-22

Creo que en redes sociales hemos leído mensajes como los siguientes: “Sgúen una ivnsetgaiicón de una Uinervdasid, no iprmota en qué oredn etsán las lteras en una plaarba, lo úicno iprmoarnt es que la pirmrea y la útlmia ltera etésn en el lguar crorcteo. Lo dmáes pudee ser un dsreoedn ttoal y aun así pderooms leer sin porbelma aglnuo. Etso se dbee a que la mntee hmanua no lee cdaa ltera de por sí, snio la plaarba cmoo un tdoo.”

En realidad, no sabemos si alguna universidad realizó esta investigación, pero, al igual que tú, y la mayoría de personas, pude leer el texto y lo entendí claramente. Algo que normalmente no tendría mucho sentido, fue descifrado por la capacidad que tiene el cerebro de ver palabras completas en vez de las letras individuales. El conocimiento y la perspectiva de la mente humana la habilitan para ver todo el cuadro y encontrar sentido donde parece no haber ninguno.

Resulta importante recordar que Dios no tiene problema para aclarar lo que está sucediendo en nuestra vida. “El Señor ve desde los cielos; mira a todos los hijos del hombre.  Desde el lugar de su morada observa a todos los habitantes de la tierra. El que formó el corazón de todos ellos comprende todas sus obras.” (Salmo 33:13-15).

Mientras nosotros lidiamos con fragmentos de información, el Señor lo sabe todo. La perspectiva que Él tiene de nuestra vida es ilimitada y no conoce obstáculos.

La mayoría de nosotros preguntamos: “¿Por qué, Dios?”, en momentos extremos: cuando sucede algo tan bueno que quedamos abrumados ante nuestra falta de mérito para ello, o cuando la tragedia golpea y no podemos comprender cómo un Dios bueno puede dejar que ocurra algo así. Algunas veces, la monotonía de nuestra lucha diaria parece no tener sentido, y nos preguntamos: “¿Esto es todo lo que hay?”.

Al igual que el salmista fue consciente de la visión despejada de Dios y creó la alabanza por su cuidado fiel y su misericordia, nosotros también debemos confiar en Dios a pesar de no tener todas las piezas de su plan perfecto.

  1. “El ojo del Señor está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Salmo 33:18).  Nunca lo olvides, es en Dios en quien has confiado, no en las circunstancias que te rodean.
  2. Cuando las “ltraes de nuserta vdia etésn reuevltas”, aférrate a nuestro amoroso Señor, quien ve el cuadro completo y les da sentido a las palabras.

HG/MD

“El ojo del Señor está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Salmo 33:18).