Lectura: Apocalipsis 2:1-7

En mi trabajo con jóvenes, he tenido la posibilidad de ir muchas veces con ellos a campamentos.  En algunos, los tiempos de comidas están incluidos, pero en otras ocasiones, se tienen que hacer todos los preparativos para mantener alimentada a la tropa de muchachos y muchachas con apetito voraz.

Lógicamente, luego de alimentarse viene la parte que no a todos nos gusta, la de limpiar, y más aún cuando se designan encargados para limpiar por turno entre los mismos jóvenes, lo cual para nada los hace felices, ya que preferirían estar al lado de sus amigos.

Así que, en algunas oportunidades he tomado el lugar junto con otro líder de jóvenes y nos hacemos cargo de la limpieza, algunos de los jóvenes parten sin ni siquiera decir un gracias, pero otros preguntan por qué estamos haciendo eso, lo que nos da lugar para decirles: “¡Queríamos demostrarles cuánto los apreciamos!”.

Cuando el Señor reprendió a la iglesia de Éfeso por haber abandonado su “primer amor” (Apocalipsis 2:4), fue por una razón muy sencilla, estaban haciendo un montón de cosas “buenas”, pero no porque lo amaban, sino para que los vieran.  A pesar de que fueron elogiados por su perseverancia y paciencia, desde el punto de vista de Dios sus “buenas obras” no servían para nada (Isaías 64:6).

No estamos diciendo que tener una conducta correcta no sea algo bueno, lo que debemos comprender es por qué estamos haciendo las cosas correctas, si es para que nos vean o reconozcan, o por amor a Dios como un acto de agradecimiento y adoración.

  1. Cuando haces lo correcto, no es para que coloquen una cara sonriente al lado de tu fotografía, es para mostrar cuan agradecido estás, es por eso que perdonar, servir y expresar tu amor por otros sin esperar nada a cambio, son oportunidades perfectas para demostrar tu fe en acción.
  2. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo “bueno” motivado por tu amor a Jesús?

HG/MD

“Sin embargo, tengo contra ti que has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4).