Lectura: Hechos 26:1-8

Si Cristo no resucitó de los muertos, entonces no habrá un día de resurrección futuro para nosotros.   Si eso es así, entonces la vida en realidad no tiene mucho sentido.  Si esta vida es lo único que hay, entonces todo se resume a unos cuántos años buenos alternados por momentos de tristeza y en algunas ocasiones con algo de oscuridad, y podríamos decir junto con el Apóstol Pablo: “¡Si solo en esta vida hemos tenido esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres!” (1 Cor.15:19).

Resulta interesante, que el concepto de la resurrección no es algo tan irracional. Existen en la naturaleza algunas situaciones que se asemejan a este concepto, por ejemplo, se han encontrado guisantes egipcios que en su momento fueron enterrados en antiguas tumbas por al menos 3000 años; a algunos de ellos les hicieron pruebas y luego de someterlos a condiciones normales tan sólo algunos días, germinaron y brotaron.  Fue hasta ese momento que las semillas murieron para que la vida que contenían en su interior emergiera (“De cierto, de cierto les digo que a menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, queda solo, pero si muere lleva mucho fruto” – Juan 12:24).

Aunque este no es un acontecimiento totalmente igual a la resurrección, ¿por qué pensaríamos que es imposible que Dios resucite a un muerto?  Esa fue la pregunta que Pablo le realizó a Agripa en la defensa de su ministerio (Hechos 26:8)  Después de todo Dios es el Creador, y si Él tomó un poco de polvo y le dio vida convirtiéndolo en el primer hombre (Gén.2:7), no tendría ningún problema para resucitar a Jesús de la muerte.

Entonces, es un hecho que Jesús se levantó de entre los muertos en aquel maravilloso domingo, después de todo es increíble que luego de vivir una vida tan extraordinaria como la que tuvo, se quedara en la tumba. Jesús SÍ resucitó. ¡Aleluya!

  1. La muerte no pudo retener a Jesús. (1 Corintos 15:20).
  1. Jesús sí resucitó, y gracias a ello tenemos esperanza para el futuro y tenemos victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 15:51-58)

HG/MD

“Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los que durmieron.” (1 Corintos 15:20).