Lectura: Marcos 15:1-5

Había un juez que se sentía constantemente molesto por los comentarios despectivos y el lenguaje ofensivo de un abogado en particular. En lugar de tomar medidas enérgicas contra el abogado y mandarle a callar, juez sonreía y mordía su lápiz. La gente se preguntaba cómo podía ser tan paciente.

En una cena, una vez alguien le preguntó: “¿Por qué no hace algo respecto a ese insolente abogado?” El juez puso su tenedor en el plato, y con la barbilla apoyada en las manos contestó: “En nuestra ciudad vive una viuda que tiene un perro. Siempre que hay luna llena, el perro ladra sin cesar toda la noche”.

Luego el juez reanudó su comida tranquilamente. Una persona le preguntó: “Pero, señor juez, ¿qué significa eso del perro y de la luna?” Él contestó: “Pues que la luna simplemente, sigue brillando”.

De todos los pecados, tal vez no hay uno más engañoso que la calumnia. Cuando alguien tergiversa lo que decimos, la reacción natural es devolver mal por mal. No obstante, la evidencia de una verdadera semejanza a Cristo es poder devolver bien por mal y seguir viviendo para el Señor. Hemos de ser como nuestro Salvador, no que se vengó ni siquiera cuando fue maltratado horriblemente, calumniado y crucificado (Marcos 15:3-5; 1 Pedro 2:21-23).

  1. Esperemos que la gracia nos permita hoy seguir brillando para Dios en medio de todos los “perros que ladran” a nuestro alrededor.
  2. No siempre es bueno pagar con la misma moneda

NPD/MDH