Lectura: Jueces 2:11-22
Hace muchos años cuando estaba aprendiendo a escribir, mi maestra era muy exigente a la hora de enseñarnos a sus alumnos cómo debíamos tomar el lápiz.
Así que mientras ella miraba, yo lo sostenía de la manera que ella indicaba, pero cuando se daba la vuelta para continuar con la supervisión de otros niños, yo lo sostenía de la manera que a mí me gustaba, ya que en ese momento me parecía que era la mejor manera, a mi estilo particular.
Aunque en aquellos días pensé que me había salido con las mías, más tarde entendí que mi maestra tenía la razón de enseñarnos de ese modo, pues eso hace que no se canse la mano y nos ayuda a escribir de una manera más rápida.
Sin lugar a duda, son muy pocas las veces cuando los hijos entienden qué es lo mejor para ellos. Por lo general, hacemos las cosas en función de lo que deseamos para un momento particular.
Posiblemente, esto fue lo que sucedió cuando el pueblo de Israel pensó que lo apropiado era seguir adorando a los dioses paganos en lugar de al único Dios verdadero. Esto hizo que el Señor se enojara con ellos y les quitara las bendiciones (Jueces 2:20-22).
- Si tu rebeldía impide que obedezcas a Dios, es hora de cambiar, sé humilde ante Él ya que Dios es bondadoso y misericordioso.
- La obediencia finalmente produce gozo, mientras que la desobediencia trae consigo los peores resultados.
HG/MD
“Porque como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:19).
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